miércoles, 25 de febrero de 2009

escribiendo con ira, no me jodas

Hoy, después de sesenta y cuatro años he descubierto por qué los albañiles no son escritores de prestigio (menciono a los albañiles porque este oficio es uno de los que más está sufriendo la crisis). Estaba leyendo que cuando se está en un estado de excitación no es conveniente escribir. Es lógico; cuando a un trabajador le ponen la papeleta de despido en la mano y quien se la pone es un vigilante de seguridad, el trabajador en ese momento no se encuentra en un estado de relajación que le permita reflexionar sobre las causas que han provocado que su empresa se vaya a otro pais a seguir fabricando con costes más baratos.
Creo que los psicólogos tienen razón, para ser escritores de prestigio es necesario estar relajados, es conveniente tener una vida cómoda y no sufrir sobresaltos a la hora de ir al curro. No es bueno estar enfadado, no se debe tener fijación hacia el patrón, hay que evitar la adoración al ego, es bueno asumir con resignación las malas noticias. Con estos consejos creo que el trabajador podría iniciarse en el mundo de la pluma, bueno, mejor dicho de la tecla. Queda para otra reflexión el tema del entorno, es decir, ¿dónde poner el teclado?

más procesiones

¿Es el Vaticano un paraíso fiscal? Me hago esta pregunta pensando en todos los mandatarios -sean de izquierdas o de derechas- que acuden a besarle la mano al capo de la iglesia católica, apostólica y romana. ¿Por qué esta servidumbre ante un pais que no respeta los derechos humanos más elementales?. Acuden a él personajes corruptos, sanguinarios, dictadores, proxenetas, abortistas, divorciados, ... con la intención -pienso- de conseguir misericordia, perdón, arrepentimiento, algo que no he logrado discernir a través de los sesenta y cuatro años que llevo en este mundo; quizás sea falta de objetividad. 
Volviendo al tema principal que me trajo a esta página, creo que he dado en la diana: el Vaticano es el centro coordinador de todos los paraísos fiscales de todo el mundo, es la fórmula ideal para hacer desaparecer el dinero. ¿Quién se atreve a meter las narices en el tinglado económico de la santa sede? ¡¡ni Dios!! Por lo tanto, hasta que no volvamos a la senda de la fe, no vamos a recibir ni un duro.
Así que, Sr. Zapatero, menos mítines y más procesiones.

sonreir, cuesta tan poco

¿Se imaginan una persona que no supiera lo que es la tristeza? ¡¡No sabría valorar la alegría!! Viviría en un estado anodino, su vida sería como estar siempre de noche o de día. El valor de las noticias, fueran buenas o malas, tendrían la misma respuesta, ¿cómo ha sido? o algo parecido. Su rostro no tendría las huellas que dejan las sonrisas, el lagrimal sería como una fuente a punto de secarse. Algo tan sencillo como un "lo siento" sería imposible arrancárselo a su voz; desconoce lo que es la tristeza, no entiende que su amigo, su hijo, su pareja, esté triste, no comprende por qué cambia la cara del que tiene enfrente.
Algunas veces oímos decir "es un tristón", "siempre está triste", y lo que descubrimos nada más hablar con esa persona, es que no sabe lo que es la alegría. No estaría demás que de vez en cuando y con una caricia, si es posible, le preguntáramos al prójimo: ¿nos reímos un poco?

jueves, 12 de febrero de 2009

el futuro es de ellos

Hace unos meses comentaba en este blog que esta crisis era algo más profundo que una mera crisis económica. Le decía al presidente del gobierno que la generación actual se había comido el futuro, es decir, que habíamos esquilmado los recursos de nuestros hijos y nietos. Algo tan grave como privar de futuro a una persona no puede pasar por tomar medidas exclusivamente económicas. Cuando escucho a ZP decir que va a llevar un paquete de medidas para salir de la crisis, repito: señor presidente, usted no ha entendido nada de lo que está pasando. La sociedad actual tiene que devolver al futuro todo lo que le ha quitado y mientras eso no se haga, la crisis continuará minando los cimientos de nuestra casa. Hay que emprender caminos que nos lleven a encontrarnos con el futuro, un futuro con garantías de supervivencia, con garantías de que siempre se pueda seguir caminando. ¿Se imaginan a un joven pensando que a la vuelta de la esquina lo único que va a encontrar es el vacío?
Estamos obligados a restaurar el futuro, ese es el precio que hay que pagar por despilfarrar.