martes, 3 de junio de 2014

TOMEMOS LA PALABRA


TODOS TENEMOS LA PALABRA

Cada ciudadano tiene el deber de expresar cómo quiere que ser gobernado. La renuncia del Rey a seguir siendo el Jefe del Estado, es una decisión que va a traer un nuevo elemento desestabilizador en esta crisis que estamos viviendo.

La decisión, salvo que sea por razones de salud, es una actuación poco democrática. Abdicar cediendo la jefatura del estado a su hijo, no es una renuncia a seguir manteniendo una institución que está por encima de las leyes, sino que la perpetúa aun más.

No debemos tener miedo o reparos para opinar públicamente de lo que significa esta institución y su comportamiento. A mi parecer, y siempre bajo mi punto de vista, la monarquía fue una imposición del dictador y aceptada por el resto de fuerzas políticas, para poder salir de la dictadura. Por lo tanto, no es una  institución elegida por el pueblo.

Si después de cuarenta años de “democracia vigilada” seguimos pensando que es mejor “no meneayo”, por lo que pueda suceder, esto nos lleva a pensar que los que aceptaron la monarquía en su día, siguen presentes y en “la poltrona”.

Que la derecha quiera seguir con el modelo me parece normal, ahora bien, que un partido “socialista” y republicano diga que la estabilidad y el progreso está garantizado por la figura del hijo del rey, nos hace prever que el futuro se nos presenta muy oscuro.

Esta abdicación ha sido pactada y preparada hace tiempo. En ese pacto han participado los banqueros, las grandes corporaciones, los dos partidos mayoritarios y no pocas embajadas. Ha sido a espaldas de los ciudadanos, como de costumbre.

Creo que se vuelve a cometer el mismo error que en episodios pasados, se sigue pensando que este pueblo no ha superado la etapa infantil y es necesario que los “padres de la transición” sigan decidiendo por ellos.

Tomemos la palabra.